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miércoles, 19 de octubre de 2011

The Residents - Duck Stab


The day that was supposed to be the day... No estoy seguro cual sea el concierto que he esperado más ansiosamente en mi vida,  pero definitivamente el de The Residents debe tener una posición bastante alta en esa lista. La fecha se cumplió y, aunque con un dejo semi-amargo, puedo decir que los he visto sobre un escenario. En una ciudad con más de 20 millones de habitantes pocos fuimos los afortunados, como muestra de solidaridad les dejo este disco.

Tratándose de una banda con una discografía tan extensa y variada es complicado recomendar un solo disco. Pese a ello me parece que Duck Stab es una buena elección, pues además de tener el sonido "clásico" de The Residents es un disco bastante accesible. Si esta es su primera vez con The Residents creo que lo mejor es dejarlos afrontar el disco sin ideas preconcebidas y dejarse llevar. Si son viejos conocidos seguro ya saben de que va la cosa. Que lo disfruten.

viernes, 14 de octubre de 2011

Walter Sickert & The Army of Broken Toys


Fue como el estruendo del martillo en el acero, apenas leí "Walter Sickert & The Army of Broken Toys" vinieron a mi mente destellos de cuando perdía mi tiempo estudiando la preparatoria y mi efímera afición por los asesinos seriales. Es curioso como la información es ordenada por nuestra mente, acechando, esperando el mejor momento para disparar todo tipo de memorias. Walter Sickert está en la larga lista de individuos(arriba de 25) que han sido acusados de ser Jack el destripador, aunque en el caso de Sickert ha sido ampliamente desmentido; además Sickert es recordado por participar en la transición del impresionismo al modernismo.

No tenía idea de la bestia que me encontraría, pese a mi ignorancia mi deseo era trepidante, probablemente avivado por la embriaguez de recuerdos que padecía. El golpe está vez fue mucho más amable, no obstante apenas termino la primera canción mi mente ya se había instalado en nuevas latitudes. Vaya disco, una delicia de principio a fin. Sin lugar a dudas la constante en el disco es la melancolía, muy bien acompañada por el violín y la harmónica y aderezada por toda clase de sonidos provenientes de un ejercito de juguetes, presumiblemente rotos.