Estructuralmente la música que me agrada suele ser comparable por su complejidad con la Catedral de San Vito, por su majestuosidad a los recintos que albergaban al Rey Sol y por su exotismo suntuoso a Yeni Cami. Si continuamos con los paralelos arquitectónicos me resultan igualmente fascinantes, aunque por motivos distintos, las edificaciones perteneciente al movimiento brutalista.
Si se me pregunta lo atractivo de dicho estilo es lo que la mayoría suele despreciar, su aspecto frio, inhumano, imponente y brutal. Regresando a las analogías musicales Monolithe III es un disco cuya originalidad es comparable a la del brutalismo. Un monolito monumental y vertiginoso, ajeno a lo propiamente humano.